domingo, 16 de mayo de 2010

LA PRIMACÍA DE LA IMAGEN

Equipo 1 (Gabriela B., Matilde, Rosmarie, Monika, Noemí, Erika y Rogelio)

HOMO SAPIENS (elaborado por Gabriela M.B.)
Homo sapiens es una manera de clasificar a la especie humana, su capacidad simbólica es lo que la hace única o diferente de los otros primates.
La capacidad simbólica del hombre comprende todas las formas de vida cultural, principalmente su capacidad de comunicarse a través de la palabra/lenguaje, pero no sólo se trata de su capacidad de hablar, sino de poder reflexionar sobre lo que dice, piensa y conoce.
Las cosas que pensamos no se ven, el ser humano pasa de la comunicación oral a la comunicación escrita, que sigue siendo una forma de expresión del pensamiento. Y de manera bastante rápida pasa de esta comunicación escrita a una comunicación inmediata a través del telégrafo y el teléfono (desaparece la distancia).
Finalmente se llega a la radio, que sigue siendo un portador de la comunicación lingüística, pero se da una ruptura con la llegada de la televisión donde prevalece el ver sobre el hablar, el espectador deja de ser un animal simbólico para pasar a ser un animal vidente, hay un cambio radical de la dirección que lo regresa a sus capacidades ancestrales.


EL PROGRESO TECNOLÓGICO (elaborado por Matilde)

Todo progreso tecnológico en el momento de su aparición ha sido temido e incluso rechazado. Y sabemos que cualquier innovación molesta porque cambia los órdenes constituidos. Pero no podemos ni debemos generalizar.

El invento más protestado fue históricamente el de la máquina industrial. La aparición de la máquina provocó un miedo profundo porque, según se decía, sustituía al hombre. Durante dos siglos esto no ha sido cierto. Pero era verdad entonces y sigue siéndolo ahora, que el coste humano de la primera revolución industrial fue terrible.
La Enciclopedia (cuyo primer tomo apareció en 1751) fue prohibida e incluida en el índice en 1759. Con el argumento de que escondía una conspiración para destruir la religión y debilitar la autoridad del Estado.
El Papa Clemente XII llegó a decretar que todos los católicos que poseyeran ejemplares deberían dárselos a un sacerdote para que los quemaran, so pena de excomunión. Pero a pesar de la excomunión y del gran tamaño y del coste de la obra (28 volúmenes sin folio realizados aún a mano), se imprimieron entre 1751 y 1789, cerca de 24000 copias de la Enciclopedia.
Cuando un progreso tecnológico suscita temores importantes todo invento da lugar a previsiones sobre sus efectos, sobre las consecuencias que producirá.


EL VIDEO-NIÑO (elaborado por Rosmarie)

Desde la aparición de la televisión se ha hecho más fácil poder entender las cosas mediante imágenes, no importa qué idioma se hable, las imágenes siempre serán claras y explícitas.
La televisión no sólo es un medio de comunicación, se ha vuelto en algo que está transformando un nuevo tipo de ser humano, acapara una gran parte de nuestra vida, se ha vuelto una “nana” para los niños.
Sin embargo esta misma ha producido un efecto negativo, pues se ha vuelto en promotor de la violencia, los niños están viendo programación de adultos y desean imitar conductas que ven en la televisión, esto a su vez los hace volverse adultos violentos.
La televisión se vuelve en la primera escuela del niño, comienza a aprender ahí, en la que considera la escuela divertida, después pasa a la escuela aburrida, donde ingresa con varios malos hábitos, como por ejemplo que no le llama la atención la lectura; se interesa mayormente en videojuegos y programas de televisión, en pocas palabras se vuelve una persona inculta.
Un aspecto negativo de todo esto es que la ignorancia se considera buena, a más cultura menor popularidad; ahora se está promoviendo una sociedad que no tenga mucha información, ya que así es más fácil de controlar; además se está promoviendo a un adulto poco maduro que solamente crece por naturaleza y no porque ya esté listo para serlo, tal y como le sucede a las personas que ahora tienen entre 20 y 35 años, son video-niños adultos.


PROGRESOS Y REGRESIONES (elaborado por Monika)

En el caso concreto de la televisión podemos decir que a su vez es un progreso y a la vez no lo es, todo depende del enfoque y concepto que tengamos de la palabra progreso.
La civilización ha crecido junto con la televisión, por eso este medio sí es un progreso para la sociedad, pues ha logrado acortar distancias y ha hecho crecer el estímulo que la radio comenzó.
Más que nada el éxito ha sido cuantitativo y no cualitativo, y ello no es del todo bueno, pues si no se mejora en ese aspecto el crecimiento no es total; en síntesis la televisión beneficia y perjudica y no por eso debe ser condenada, sino más bien debería de ser mejorada de tal manera que el beneficio sea total y no sólo cuantitativo.Lo que si nos debe asombrar es el alcance que ha tenido este medio, pues antes muchas personas estaban aisladas y ahora mucha información ha podido llegar hasta nosotros gracias a la existencia de este medio, sin embargo la desventaja es que podríamos transformarnos en una sociedad a la que le cueste entender cierta información, ya que ha sido entrenada para que todo entre de manera visual, es por ello que este medio siempre estará en un constante debate entre si es un progreso o regresión.


EL EMPOBRECIMIENTO DE LA CAPACIDAD DE ENTENDER (elaborado por Noemí)

El saber del homo sapiens lo debe a su capacidad de abstracción.

El lenguaje humano por medio de palabras lo conforman símbolos a través de representaciones en la mente como imágenes o figuras de cosas que hemos visto (casa, perro, etc.). Estas palabras concretas se les llama denotativas.
Sin embargo, la mayor parte del vocabulario cognitivo es abstracto y se le llama connotativo.
A través del tiempo, el lenguaje ha evolucionado; los primitivos tenían palabras concretas que facilitaban su comunicación; después los pueblos contaban con lenguaje abstracto y esto permitía el conocimiento analítico.
Pero ¿cómo representar la felicidad o la libertad? Cada persona lo puede concebir de manera diferente. Sartori lanza una alerta, la televisión produce imágenes y atrofia nuestra capacidad de abstracción y de entendimiento. Kant señalaba que la idea es un concepto de la razón.
Cuando el homo sapiens es suplantado por el homo videns, el lenguaje abstracto es sustituido por el concreto que es más pobre en cantidad y significado.
Al hablar de la primacía de la imagen nos referimos a la preponderancia de lo visible sobre lo inteligible, lo que nos lleva a ver sin entender.


CONTRA-DEDUCCIONES (elaborado por Erika)

Rebate entre “vídeo-defensores o multimedialistas”, respuestas:
Todo hallazgo tecnológico se ha topado con inquisidores que siempre se han equivocado. Respuesta es falsa. Responder invocando a inexistentes satanizadores es, pues, una respuesta vacía que evade el problema propuesto.
Lo inevitable es aceptado. El progreso tecnológico no se puede detener, pero no por ello se nos puede escapar de las manos, ni debemos darnos por vencidos negligentemente.
Palabra e imagen no se contraponen. Entender mediante conceptos y entender a través de la vista se combinan en una “suma positiva”. Así pues, la tesis es que el hombre que lee y el hombre que ve, la cultura escrita y la cultura audio-visual, dan lugar a una síntesis armoniosa. La imagen no da, por sí misma, casi ninguna inteligibilidad debe ser explicada; y la explicación que se da de ella en la televisión es insuficiente.
El acto de ver empobrece el entendimiento progreso cuantitativo y que comporta una regresión cualitativa. Este empobrecimiento está ampliamente compensado por la difusión del mensaje televisivo y por su accesibilidad a la mayoría. La conclusión vuelve a ser que un «conocimiento mediante imágenes» no es un saber en el sentido cognoscitivo del término y que, más que difundir el saber, erosiona los contenidos del mismo.
Las críticas formuladas son justas para la televisión, pero que no lo son para el naciente mundo multimedial.


INTERNET Y CIBERNAVEGACIÓN (elaborado por Rogelio)

¿Está, o estará, superada la televisión? Las nuevas fronteras son Internet y el ciberespacio, y el nuevo lema es «ser digitales».

El televisor es un instrumento monovalente que recibe imágenes con un espectador pasivo que lo mira, mientras que el mundo multimedia es un mundo interactivo.
Así como la radio no ha sido anulada por el televisor, no hay razón para suponer que la televisión será anulada por Internet.
Internet, la «red de las redes» es un prodigioso instrumento multitarea: transmite imágenes, pero también texto escrito; abre al diálogo entre los usuarios que se buscan entre ellos e interactúan; (es como una biblioteca universal, conectada por diferentes mecanismos).
Los chicos y chicas de hoy serán todos en el futuro «cibernautas prácticos». Si Internet es entretenimiento y se utiliza como entretenimiento, entonces ya no es tan seguro que venza a la televisión. El punto débil de la televisión que conocemos es que «generaliza», en el sentido de que no proporciona productos suficientemente diferenciados «vía éter». La televisión debe ofrecer productos de masa, productos que lleguen a un público muy numeroso (y al que presenten numerosos anuncios publicitarios).
Internet proporciona productos a medida de diferentes intereses, pero también la televisión se está fragmentando, por cable o vía satélite.
La televisión resultará vencedora entre los «perezosos» o las personas cansadas que prefieran el acto de mirar, mientras que Internet triunfará entre los «activos», los que quieran dialogar y buscar. El problema es si Internet producirá o no un crecimiento cultural. En teoría debería ser así, pues el que busca conocimiento en Internet, lo encuentra. La cuestión es qué número de personas utilizarán Internet como instrumento de conocimiento. El obstáculo, durante este largo camino, es que el niño de tres o cuatro años se inicia con la televisión. Por tanto, cuando llega a Internet su interés cognoscitivo no está sensibilizado para la abstracción. Y ya que sin capacidad de abstracción no se alcanza el mundus intelligibilis, es muy probable que el saber almacenado en la red permanezca inutilizado durante un largo tiempo. Decía que, en teoría, Internet debería estimular el crecimiento cultural. Pero en la práctica puede suceder lo contrario, desde el momento en que el homo videns ya está formado cuando se enfrenta a la red. Sin duda, Internet nos puede ayudar a salir del aislamiento del mundus sensibilis, pero ¿cuántos lograrán esto?
En líneas generales, estoy de acuerdo con Sergio Lepri, que afirma que «Internet es un gran mar donde navegar es apasionante [...] pero un mar que, después de una pequeña travesía de algunos días, preferimos contemplarlo sin movernos del puerto».
Los verdaderos estudiosos seguirán leyendo libros «No podremos prescindir de los libros», observa con gran sensatez Umberto Eco. «Si me conecto a Internet y voy al programa Gutenberg puedo hacerme con toda la obra de Shakespeare, ¿pero por qué tendría que saturar el ordenador con una masa de bites [...] y luego esperar dos semanas para poder imprimirlo, cuando por 5 dólares [...] puedo comprar la edición de Penguin?» Nicholas Negroponte, en su libro El mundo digital (1995), el nuevo paso del progreso se resume así: en el mundo digital, el que recibe puede elaborar la información «reseteándola» como quiera, con lo que el control formal sobre el mensaje se individualiza, se hace suyo. Consigue, así, una «cibernavegación» muy visual y visualizada en las llamadas realidades virtuales, en una casi infinita descomposición y recomposición (ensamblaje) de imágenes, formas y figuras. No niego que la navegación en lo virtual, que es como decir en las simulaciones, puede ser enormemente estimulante. Los que proyectan formas aerodinámicas, por ejemplo, «simulan» desde hace muchas décadas; y tal vez el evangelio de Negroponte roba la idea difundiéndola a millones de personas, a los especialistas que han empleado técnicas de simulación desde que disponen de procesadores. Sea como fuere, para los comunes mortales la navegación cibernética es sólo una especie de vídeo-juego. Y si toman esta navegación demasiado en serio, los cibernautas «comunes» corren el riesgo de perder el sentido de la realidad, es decir, los límites entre lo verdadero y lo falso, entre lo existente y lo imaginario. Para ellos todo se convierte en trampa y manipulación y todo puede ser manipulado y falseado. Pero como las realidades virtuales son juegos que no tienen probabilidades de convertirse en realidades materiales, el negropontismo puede llegar a generar, en un extremo, un sentimiento de potencia alienado y frustrado, y en el extremo opuesto, un público de eternos niños soñadores que transcurren toda la vida en mundos imaginarios. La facilidad de la era digital representa la facilidad de la droga.
¿Terminaremos todos siendo digigeneracionales y en el cibermundo? Espero que no. Negroponte es realmente el aprendiz de brujo del postpensamiento. En el mundo que él promueve y elogia, es la máquina la que lo hace todo.
Esperanzas aparte, mi pronóstico es que la televisión seguirá siendo el centro en detrimento de la cibernavegación y de sus sirenas, y esto se fundamenta, asimismo, en la consideración de que la televisión no tiene techo. En 1992 ya existían en el mundo un millón de millones de televisores. Si excluimos a los marginados y a los que realmente se mueren de hambre, la televisión cubre, adonde llega, casi el cien por cien de las casas. En cambio, para los demás inventos, hay un techo. Internet produce saturación, y «ver pasivamente» es más fácil y más cómodo que el acto de «ver activamente» de las navegaciones cibernéticas. Sin contar que, como ya he explicado, la televisión nos muestra una realidad que nos atañe de verdad, mientras que el cibermundo nos enseña imágenes imaginarias. Vivir en el ciberespacio es como vivir sólo de StarTrek y de películas de ciencia ficción. ¿Todo el día y todos los días? Qué aburrido.Podría ser que mi previsión sobre el centralismo de la televisión resultara equivocada. Es posible, por ejemplo, que yo infravalore la importancia de una comunicación activa e interactiva. Incluso si es así, los problemas que he destacado siguen siendo los mismos. Por tanto, continúa siendo verdad que hacia finales del siglo XX, el homo sapiens ha entrado en crisis, una crisis de pérdida de conocimiento y de capacidad de saber.
Bien entendido, la Internet que produce saturación es la del diálogo interactivo. Ya he dicho que como instrumento de trabajo, Internet es utilísima. En su utilización práctica, Internet no se traduce en saturación, sino, por el contrario, supone simplificación de los problemas de la vida cotidiana.
Tengo que dejar claro que esta cuestión es válida también en cuanto a la radio. El hecho de que una televisión deficiente, o un exceso de televisión, puedan aportar grandes grupos de público a la radio no deja sin efecto el problema de la huella que puede dejar en el proceso de formación del niño.
Tal vez porque las interacciones en la red son sólo un pálido sustituto de las interacciones cara a cara, es decir, de las interacciones primarias. Intercambiarse mensajes mediante un ordenador nos deja siempre solos ante un teclado.


BIBLIOGRAFÍA
Sartori, Giovanni. (1998). “La primacía de la imagen” en Homo videns La sociedad teledirigida. Argentina: Taurus.

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